En 2007 explotó la burbuja y el mundo cambió para no ser ya nunca lo mismo. Llevamos muchos años inmersos en una dura travesía por el desierto y parece que poco a poco comenzamos a ver un horizonte donde a la lejanía se vislumbra un oasis. ¿Será un verdadero oasis o solo es un espejismo?

Todo esto viene a colación de un nuevo caso de dación en pago que he tenido hace unos días. Después de meses de negociación llegamos a un acuerdo y el banco acepto la dación en pago por parte de mi cliente. Las condiciones estaban claras, entre ellas que el banco se hacía cargo de abonar el IBI impagado por mi cliente de dos años atrás, así como los gastos de comunidad. Sin embargo lo curioso ocurrió cuando estando en notaria y comprobando la escritura aparecía que mi cliente era el obligado al pago de estos conceptos. Ocurrió así:

Yo: “esto no es lo pactado. El banco se debía hacer cargo de estos gastos.”

Oficial Notaría: “no puedo cambiar nada hasta que no venga el apoderado del banco”

Llega habilitado banco: “no puedo cambiar nada, es el modelo de escritura y no admite cambios, pero si el banco ha dicho que lo paga, no vamos a dudar de su palabra, no veo que haya problema”

Se suma el notario: “estoy seguro que lo abonaran letrado, puede estar tranquilo, no he tenido ninguna reclamación de que hayan incumplido”

Yo: “Bueno, si no hay problema y lo van a pagar, porque no se pone en la escritura. No entiendo porque tiene que ponerse lo contrario de lo pactado. Esto me recuerda a los tiempos en que se firmaban préstamos y se ponía un interés de demora del 29% y cuando protestaba el cliente se le decía, …no pasa nada hombre, si tu no vas a incumplir”, e incluso aporté otra alternativa, que no gustó nada al Notario y al representante del banco y que fue: “si lo van a asumir, pues pongo el móvil lo manifiestan y firmamos” (es la ingenuidad infantil que aun tengo)

Mi cliente en ese momento, ante tal situación me dice: “hacemos lo que tu me indiques, pero estoy hasta los coj…..de la prepotencia, de la manipulación y de los engaños”

Yo: “Pues creo que no firmamos. Cuando lo cambiéis nos avisáis y firmamos”.

Al final ha habido final feliz, y la escritura que era imposible modificar, se ha modificado, y se ha puesto de forma expresa que el banco asume esos gastos.

El notario me dijo:  ”Le doy mi enhorabuena, estaba seguro de que no lo iban a cambiar”. Ciertamente en vez de darme enhorabuena, hubiera preferido que se hubiera puesto del lado de la parte más débil, como era su obligación.

MORALEJA 1: No tengáis miedo a protestar, a no firmar cuando no se refleje lo que habéis pactado y sobre todo nunca jamás firméis ante notario algo que no tenéis claro.

MORALEJA 2: “La primera vez que me engañaste la culpa fue tuya, la segunda…mía.”